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EL PROCESO -Y EL ACCIDENTE- DE LA “REVELACIÓN” ES EL INTERMEDIO

Actualizado: 15 may 2019

“And the ropes hang, to keep us all awake”…

Ocurre primero algo en la lectura, luego llega la escritura. No debería ser al revés. O al menos eso me sugiere lo que plantea, en una visión muy sencilla, el misterio de la palabra. He trabajado siempre a través de objetos y sus varias provocaciones, y de una u otra manera siempre llego a la misma preocupación. No recordaba que aun desde taller introductorio había decidido que me iba a enfocar en cómo sostener una silla de hilo. Ahora lo veo en un flyer lleno de anotaciones de introducción a la performancia, con apuntes varios donde se destaca un “anverso-reverso”.

Silla de Hilo, Dibujo & Gesto. 2015.

Pensé en las sillas un poco “pre-textualmente” esta vez, para remitirme a algo cotidiano y poder tocar la fibra de algo más poético, una sugerencia de ausencia, de espera, de juego un poco, que ocurre tanto en las relaciones humanas, -cada vez más problemáticas-, como en el mismo lenguaje. Mis primeras exploraciones ocurrieron un poco después en taller tiempo con trabajos del cuerpo basados en textos de Beckett, casi que mi único referente “consciente”, pero siempre están ahí los objetos. Acompañando, asistiendo, aún negando. Como contenedor, receptáculo, pero también frontera, margen.


 

El asunto del vacío y el espacio tan poblado de éste es algo que también hace su aparición en medio de tales reflexiones. Sea como límite o como indicador de imaginarios, veo el objeto (talvez dibujado, de pronto sugerido mediante escritura, imaginado más que visto, como apuntó el maestro Dioscórides) como un umbral hacia una meditación pura sobre algunas preocupaciones más conceptuales. Tenía una idea inicial, que era pintar. Ahora otra vez la convertí en un juego de palabras. Me pregunto ¿Hacia dónde va este “glosario de pintura”? (como titulé, aún sin mucho contenido factual, la investigación que me sugirió la maestra María Morán y que quisiera iniciar tan pronto esto se termine).



 

Y entonces vuelvo hacia lo que hace más de un año inauguró los talleres de profundización, la necesidad de “nombrar”. Efectivamente, al menos en el establecimiento cultural, esa es la necesidad primaria, la misma originada en el momento de la creación. Pienso que por temas dispersos que estoy agrupando en medio de todo lo que he recogido de los talleres que menciono, hay un motivo entrañable en mi preocupación, que tiene que ver en principio con la labor de escritor de la historia de mi abuelo, luego con mi propio ejercicio persistente de copiado, y finalmente con un ánimo de rescatar unas ciertas “raíces afectivas” a las que él alude, hablando de la tradición literaria indígena, inicialmente con un compromiso de diálogo que vislumbro como un buen objetivo para pensar un trabajo de grado. Y también un compromiso de desentrañar una cierta naturaleza todavía no revelada de mis acciones, cuando me siento periférica, marginal, desarraigada a veces.

Dibujo-instalación para la silla Taller Imagen-Espacio, fallido. 2016.


De aquí trato de conectar con una idea aparecida en dibujo y gesto acerca de las múltiples perspectivas. Otra vez el dibujo, pero no sé cómo esto me aproximará, más que alejarme, del territorio inicialmente planteado; es extraño cómo me saca un poco del de los afectos y me pone a ver una cuestión más política, compleja… Pero bueno, no quiero adelantarme. La cuestión es que entonces trataré de resumir lo que hablé antes del vacío y el espacio en una única palabra que sería la angular entre muchas otras, el HUECO. Graciosamente en dibujo y taller Imagen-Espacio la idea apareció primero como una piedra, pero eso está todavía sin resolver. Sigue siendo una problemática de palabreríos; mi referente al respecto es el texto narrado de “El origen de las palabras”, de Eduardo Galeano, leído por el subcomandante Marcos. Comparto esa idea de que el caminar y pulir esos espejos del lenguaje es lo que nos hace parte de un sentido, esencialmente colectivo.


También quiero llegar a una imagen con la que fui recibida al comienzo del semestre, y que me despidió hace unas pocas semanas: un petroglifo lleno de dibujos que profetizan el peligro de una naturaleza otra con la que no debemos trucar la esencia humana, o algo así entendí.



Posiciones de performance. Libreta Dibujo & Gesto. 2015

Así pienso en lenguaje como gérmen, y en mis otras dos palabras estructurales: F&R. La primera, el lugar para depositar un cuerpo muerto, la segunda el surco donde se siembra. Pero esto es “un aparato que debe ser desentrañado”. Empecemos a dibujar, pensando el dibujo como la primera escritura. Simplemente lo quiero usar como conclusión para decir de la insistente mutabilidad de la naturaleza que persiste en todo y que, aunque visiblemente no haya ninguna conexión con una silla malformada en el techo y elaborada con hilo en largas horas de resistencia, yo veo cómo el tiempo logra elaborar también una especie de palimpsesto en el espacio a través de los objetos, uno que nutre lo poético del “habitar” o haber transitado un lugar.


Mientras nosotros nos retiramos o acercamos a intervalos y con cierta constancia, ellos parecen estar ahí, suspendidos, como testigos de eso que no permanecerá sino en la memoria. De todas maneras, todavía no he podido desarrollar ni el glosario, ni la fase de las lenguas. Hasta ahora todo es acción de borrado-copiado.



 

TALLER IMAGEN-ESPACIO

24/XI/2015

Mónica A. Quijano López




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